¿Quieres saber en qué se parece la vida a un cubo de Rubik?
Hay varias teorías:
Una de ellas nació en los pensamientos de Luuk, un holandés nacido en los años 60, que dice que el cubo está lleno de problemas a los que debemos observar desde lejos, con perspectiva, para poder encontrarles una solución.
No se puede coger el cubo y pretender resolverlo tan solo girando sus caras sin ton ni son.
Mario se llevó esa teoría a su terreno, diciendo que hay que saber en qué posición está cada pieza, y encontrar el camino más fácil para guiarla hasta su lugar.
Ese que nos corresponde a todos en la vida.
Luego tenemos la de Lucas, al que a pesar de todo, le cuesta creer que a cada pieza le corresponda un lugar. Se le hace muy cuesta arriba encontrar su sitio en el mundo. ¿Por qué?
Y tú, ¿con cuál te quedas?

Espera, un momento:
Si el primero era original de Holanda, y Lucas es un niño de apenas 12 años, nacido y criado en Madrid... ¿qué relación les une? ¿Por qué ambos se empeñan en hacer esta comparación? ¿Qué tienen en común?
La respuesta es simple: Mario.
Mario conoció a Luuk en el viaje de su vida y desde entonces todo fue a mejor (también es cierto que era difícil que fuera a peor).
Podría decirse que Luuk enseñó el camino a Mario y este, a su vez, intentó hacer lo mismo con Lucas.
Pero algo de su pasado se interpuso en su camino. ¿Qué le pasó? ¿Conseguirá que el joven Lucas supere las trabas de la vida y, así, encontrar su lugar en el mundo?
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